19.10.12

Pensando / Deconstruyendo a Ryan



Deconstruir el texto de Ryan, invita a posicionar la mirada en un largo proceso. Elegimos
uno muy particular, el iconográfico, que acompaña y constituye trazas particulares y en
muchos casos imborrables. Las mismas, relatan tempos, espacios, sujetos, perspectivas, lugar
del “otro”, subjetividad.

La tradición medieval bizantina, el gótico, el renacentista (con sus pre, post), el barroco, el
rococó, el neoclásico representan movimientos de más de 500 años que unen no solo la
historia de la imagen sino también el lugar de la escritura. Y es allí donde la encontramos a
Ryan, con la posibilidades de comprender las pinceladas inmersivas que posicionan al lector y
a su autor, en un juego particular: mundos textuales, mundos reales, mundos posibles.

En las diferentes tradiciones del arte occidental, la enmarcación que estableció la pintura
como la literatura, ha posibilitado un nuevo espacio como el narrativo interactivo.

Anteriormente al renacimiento, la representación simbólica se centraba en la espiritualidad
(religiosa y en algún sentido mitológica), frente a la idea de representación de la realidad
propiamente dicha como documento histórico.

Los artistas que discutimos en clase, representaban conceptos y personajes en forma
idealizada. Con la llegada de la perspectiva, la profundidad asoma, generando un cambio
fundamental al situar al espectador en y desde un punto de vista espacial. Nos introduce
como en los primeros juegos del DOOM, en el espacio del cuadro, permitiendo como en un
juego de First Shooting Person, hacernos presentes en el mismo. Esta inmersión permite a su
vez, llevar al observador a un nuevo tiempo que el de la escena representada.

Con el Barroco, se difumina la distancia del espacio físico con el pictórico, convirtiendo al
segundo en una continuación del primero. Foucault, analiza la pintura de Velázquez a través
de Las Meninas: la inmersión o proximidad a los personajes que presenta, marco un espacio
penetrable posibilitando en nuestro presente, la inmersión y la interactividad... El cubismo y el
surrealismo, serán ejemplos de estos espacios inmersivos

En el campo literario, la ruptura con la obra aristotélica, permite/posibilita recorrer la
inmersión y la interactividad, mediante técnicas en donde “el gato desaparece”. La ruptura con
la trama coherente, las acciones resueltas, la linealidad, altera el campo de escritura.

Una lectura deconstructiva aparece en escena. La linealidad múltiple, los diversos puntos de
vista son los nuevos protagonistas.

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